“El Viejo Molino”: ¿Reserva natural o estacionamiento?

Comenzó el verano. El intenso calor hace que busquemos refrescarnos en las aguas de los arroyos o tendernos bajo la sombra de frondosos árboles. Uno de los lugares ideales para disfrutar de las bondades que nos regala la naturaleza es La Reserva “El Viejo Molino”, ubicada en el barrio merlino de Piedra Blanca. Lamentablemente,  hay quienes utilizan este espacio, que no solo es patrimonio natural si no que es también histórico y cultural, como aparcamiento de motos, autos y hasta transportes de mayor tamaño pertenecientes a empresas de turismo, a pesar de que en el ingreso hay carteles que prohíben la circulación y el estacionamiento vehicular dentro del predio.

Esto, que ya es algo habitual en la reserva, causa desde hace un tiempo el malestar de algunos vecinos que denunciaron a este medio que no son solamente los turistas los que no respetan las indicaciones,  que los locales tampoco lo hacen, por lo que le piden a las autoridades municipales que tomen las medidas correspondientes para evitar que se siga dañando el espacio público.  

Fotos tomadas por vecinos de la Villa de Merlo

Consultado sobre esta problemática por El Corredor Noticias, Mariano González, Secretario de Gobierno de la Villa de Merlo, explicó que se está trabajando en el reordenamiento vehicular en todo el ejido municipal y que se está al tanto de lo que sucede en dicho lugar. También manifestó que se busca dar una pronta solución al pedido. Mientras se resuelve este tema, pidió a los vecinos que cumplan las normas y que transmitan el respeto hacia ellas a los visitantes.   

En esa línea el Secretario de Gobierno adelantó que existe la posibilidad de instalar postes de cemento en la entrada para evitar el paso de automóviles y preservar el santuario natural e histórico.

Sobre la reserva El Viejo Molino, patrimonio natural y arqueológico

Cuenta con un tupido bosque nativo, con añosos árboles en la ribera del arroyo Piedra Blanca, que divide la provincia de San Luis con la de Córdoba. Es un espacio verde por excelencia para la recreación y el turismo. Dentro del predio se pueden encontrar las ruinas de un viejo molino harinero hidráulico, lo que le da nombre al lugar, y que funcionó entre mediados del siglo XIX hasta casi la segunda mitad del siglo XX, moliendo el trigo que cultivaban en sus predios familiares los habitantes de la zona.

También dentro del área se encuentran vestigios de los Comechingones. Allí se han hallado valiosas piezas de alfarería, morteros de piedra, puntas de flecha y hasta enterramientos humanos. Se destaca en el paisaje una piedra de gran tamaño que era utilizada por la etnia como altar ceremonial.