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Historia

La Volcada y el poblamiento de Cortaderas

miércoles 29 de abril de 2020
La Volcada  y el poblamiento de Cortaderas

El 18 de mayo de 1909  el ciudadano francés León Lagardere vende a Antonio Capellini,  su establecimiento de campo, con una superficie total de 539 hectáreas,  lindando al norte con José Jaime, al Oeste con Gregoria Burgos, Paula de Mora y herederos de Teodoro Suárez, al sud el Arroyo Benítez y el de Cortaderas, y al este con terrenos de los Arias y con el camino carril de Cortaderas a Merlo, y al frente terrenos de Gerónimo León Taboada. En 1910 aproximadamente, en ocasión de que visita el lugar el hacendado belga Carlos Doutrelepont procedente de la provincia de Córdoba tiene un accidente automovilístico, volcando en el lugar, y este hecho sumado al paisaje que lo rodea y al clima agradable lo motivan a adquirir tierras; el 20 de septiembre de 1911 en sociedad con Otto Berns ´ Au le   compran ese campo  y luego   Otto Berns´ Au,  le  vende a Doutrelepont su parte, y de  esta forma surge lo que sería “La Volcada”. Inmediatamente  de llegar a Cortaderas se relacionan con Eduardo Boiffier y José Girard entre otros  y empiezan a compartir un proyecto común.

Carlos Doutrelepont había nacido en Malmedy, Bélgica el 1 de octubre de 1860, por su parte Eugenia de Diego nace en San Nicolás el 11 de julio de 1862.  Contraen  matrimonio en Capital Federal el 2 de julio de 1897, tienen dos hijas Berta María nacida el 30 de abril de 1898 y Eugenia que nace el 8 de enero de 1900 falleciendo a las pocas horas. 

La idea original cuando compran lo que sería la Volcada, era que dicha estancia fuese ocupada por Berta, la hija del matrimonio, pero el destino no lo permitió,  al morir la joven cuando contaba con solo 18 años de edad.

La estancia fue administrada por gente del lugar, un capataz que se encargaba de dirigir las actividades, y desempeñó labores durante muchos años, Fidela Pedernera.

Carlos Doutrelepont muere el 3 de agosto de 1924 en el Sanatorio Francés en Buenos Aires, su esposa Eugenia comienza a donar parte de sus terrenos con vistas al progreso del pueblo, otros los vende a muy bajo precio, y dona a la Municipalidad terrenos para la plaza, y para la construcción de la iglesia y el cementerio, esto terminó siendo un hito fundamental en el futuro poblamiento de Cortaderas.

            En 1929 dona a Ernesto Manuel Sánchez Reinafé y Alcira Belén Sánchez Reinafé una fracción de terreno que luego constituiría “La Pituca” (sobrenombre con que era conocida Alcira) que luego contrae matrimonio con Isaac Páez Montero, (hermano de Lilia Esther Paez Montero, que era la madre de Adolfo y Alberto Rodríguez Saa).

            Eugenia fue Presidente Honoraria de la Comisión Pro culto del Templo de Cortaderas a partir del año 1940, asiste a la inauguración del cementerio de Cortaderas, que en honor a su esposo Carlos es bautizado como “San Carlos”.  Muere en su domicilio de  Capital Federal el 22 de febrero de 1952 de una insuficiencia cardiaca. Por iniciativa del Comisionado Municipal Víctor Devia se impone el nombre de Eugenia De Diego de Deutrelepont a una calle de la localidad, y cinco años después se trasladan sus restos desde Buenos Aires al Cementerio de Cortaderas.

            Antes de su fallecimiento, Eugenia dona la “Volcada”  a su sobrina Celia Reguera,  hija de  Manuel Reguera y  Belén de Diego, más conocida por el  seudónimo con el que firmaba como escritora, “Celia de Diego”, ella incursiona en todos los géneros literarios, como novela, cuento, teatro y crítica literaria; contrae matrimonio con Raúl Cecilio Katzenstein, no teniendo hijos en el matrimonio, su vida transcurría en los viajes  entre Cortaderas y Buenos Aires.

            Cortaderas le  sirvió de  inspiración a  la obra literaria de Celia, así surge en 1935 su primera novela “Gramilla Serrana” cuyos relatos transcurren en dicha localidad, Su obra “La Tierra Llama” describe la vida sacrificada y silenciosa de las mujeres de campo y se sitúa en la región cuyana, también realiza publicaciones en periódicos como La Nación y La Prensa, de estas últimas y referentes a la localidad de Cortaderas se encuentran “Gramilla Serrana” de 1964 y “Génesis de un pueblo”, publicado el 29 de agosto de 1971, donde se refiere a los orígenes de Cortaderas.

            Entre los años 1955 a 1956 facilita sin cargo  una dependencia de su propiedad del Algarrobo (La Volcada) para que funcione la sede municipal, mientras se estaba construyendo el edificio, municipal (anterior al actual). En 1983 dona Las Volcada a sus sobrinos nietos Ernesto Guillermo Sánchez Reynafé y Sonia Mercedes Sánchez Reynafé. Celia Reguera muere en Capital Federal  el 6 de mayo de 1994, actualmente sus restos se encuentran sepultados en el Cementerio San Carlos de la localidad de Cortaderas.

            Luego la propiedad pasa por herencia familiar a la familia  Vernengo,  siendo Matías Vernengo, también escritor el último de la familia que residió por un tiempo en forma permanente en la propiedad, con el sueño de reconstruirla y darle parte del brillo que esta tenía, desde allí surgió una pequeña editorial llamada “La Volcada Libros”, y tal cual lo expresó el propio Matías en una entrevista que le hicieron para la revista “El Desaguadero” Mi pequeña editorial se llama La Volcada Libros y lleva el nombre de la casa en la que vivo, La Volcada, una casa que perteneció a mi familia, que a su vez tiene una tradición literaria […] Intento hacer, desde esta casona de adobe a los pies de las sierras, un lugar que sirva como centro, y continuar con la tarea de dedicarse a los libros, la lectura y la literatura…». Lamentablemente el destino se interpuso en este propósito y Matías, perdió la vida en un accidente automovilístico en la ruta N° 1 a la altura  aproximada del Km 18 y medio, muy cerca de la entrada a Cortaderas, el 28 de marzo del 2010 junto a quienes lo acompañaban en el automóvil,  Néstor Jorge García, Claudio Javier Mansilla y Oraldo Fabio López, en un hecho que enlutó a todo el pueblo de Cortaderas.

            La Volcada en definitiva tiene una riquísima historia y es un sitio que simboliza  la historia de Cortaderas.

 

FUENTES: “CORTADERAS, UNA CITA CON SU HISTORIA” José Mario Costamagna. 2007

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