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Acoso y violencia de género en el centro de Merlo

Una mujer denunció que la acosaron y cuando fue a pedir ayuda, el policía se le rió en la cara y la agredió.
viernes 18 de septiembre de 2020
Acoso y violencia de género en el centro de Merlo

Salir adonde sea sola parece ser una misión imposible. El enemigo está al acecho y se puede cruzar en cualquier esquina, en cualquier plaza, a cualquier hora del día.  Ya no actúa en las penumbras a escondidas de testigos, lo hace con total impunidad frente a ojos que miran, pero no ven.

Las redes sociales se convirtieron en los últimos tiempos en el único medio donde las personas pueden denunciar episodios tan perturbadores como reales ante la falta de empatía e inacción de quienes deben velar por la seguridad de la comunidad.

Las adhesiones a la Ley Micaela parecen ser una mera publicidad, actualmente son pocos los órganos locales capacitados y verdaderamente comprometidos para prevenir hechos de violencia de género, en cualquiera de sus formas.

El relato de Pilar lamentablemente no es el único. Por su cuenta de Facebook hizo pública la experiencia que vivió este jueves por la tarde en la plaza Sobremonte de Villa de Merlo.

Su publicación se volvió viral y de ella se desprendieron otras tantísimas historias, algunas con el mismo protagonista, otras con diferentes personajes. Todas, con un denominador común: la trama cargada de violencia, amenazas y abandono.

Ella no se viste “provocativa”. Sólo pasó por la plaza y se sentó en un banco sola. Fue ahí cuando, según sus propias declaraciones, que luego ratificó a este medio, un sujeto “en estado de ebriedad” se le acercó y comenzó a acosarla, diciéndole “cosas irreproducibles”. Señaló que ese mismo hombre ya la había abordado con anterioridad, la había perseguido por Avenida Norte mientras le repetía frases de índole sexual.

La mujer fue en busca de ayuda al móvil policial parado frente a la capilla histórica. Quiso contarle lo que ocurría al efectivo que estaba dentro, con las ventanillas cerradas. Ella llevaba su tapaboca en la mano. Él la miraba desde adentro y no salía. Cuando decidió salir debido a la insistencia de la mujer, le dijo que no la iba a escuchar por no llevar el barbijo puesto.

La situación se puso tensa, contó. El policía no hacía nada, el agresor se iba. La mujer desesperada comienza a filmarlo, el efectivo lo propio hacía mientras se burlaba de ella; y la cosa empeoró, tanto, que la mujer que denunciaba a un acosador, que tampoco llevaba colocado su tapabocas -aclaró- terminó siendo agredida por el oficial, que la agarró de los pelos.

Narró que después de este episodio, se fue llena de impotencia hacia su casa. Cuando dio la vuelta a la esquina (por Cornel Mercau en sentido norte), el sujeto que la había acosado en la plaza estaba con otras dos personas masculinas.

No pudo contenerse y describió a los otros dos hombres lo acontecido y les preguntó “cómo podían estar con una persona que hace ese tipo de cosas”.  El agresor, en ese momento comenzó a violentarse por los dichos de la mujer. Uno de los hombres que lo acompañaban tuvo que golpearlo para frenarlo.

Camino a su casa, pasó por la comisaría 26°. Agregó que, habiendo vivido esa situación con el efectivo, dudó en entrar por sentir desconfianza de las autoridades. Dijo que finalmente ingresó y le contó lo que había sucedido a una mujer policía y le mostró los videos que había grabado. Pilar explicó que después de esperar llorando 20 minutos a que la atendieran, decidió irse con la impotencia, la bronca, el dolor y el miedo que se acrecentaban con el correr de los minutos ante la falta de respuestas por parte de las autoridades.

 

 

Actualmente, la mujer está siendo asesorada para poder radicar la denuncia como corresponde. Manifestó que a raíz de haber hecho pública su experiencia, mucha gente la contactó para contarle incidentes que involucran a la misma persona que impunemente anda suelta, pero también relató que muchos comenzaron a agredirla e incluso pusieron en tela de juicio su salud mental por publicarlo.

La vecina de Villa de Merlo pidió a quienes hayan sufrido algún tipo de situación con el sujeto denunciado puedan ayudarla con las declaraciones. “No podemos seguir naturalizando el acoso y la violencia”, reflexionó.

“Eran muchas la personas que estaban en ese momento, que vieron lo que pasó. Nadie hizo nada. Me dejaron sola”.

El procedimiento

Las mujeres están amparadas por la ley 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales (2009). Esta misma establece los aspectos procedimentales para que, luego de que la víctima de violencia de género en cualquiera de sus formas y ámbitos realice la denuncia, se dicten las medidas preventivas pertinentes y se sancione al agresor.

La situación vivida por Pilar es uno de los tipos previstos por esta ley por cuanto la violencia “que causa un daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o que busca degradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación aislamiento. Incluye también la culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obediencia sumisión, coerción verbal, persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización, explotación y limitación del derecho de circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su salud psicológica y a la autodeterminación”, es violencia psicológica según determina su artículo 5.

Las denuncias por hechos de violencia de género pueden hacerse ante cualquier juzgado de primera instancia, en las Comisarías, Juzgados de Paz y Centros y Salas de Mediación, en las oficinas de recepción de denuncias a través de los formularios de denuncias web que están disponibles en la página del Poder Judicial.

 

 

Mercedes Romero

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