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Pandemia y aborto

Socorristas: “El trauma y el dolor está en lo clandestino”

A horas de la votación en el Senado, Socorro Rosa San Luis sacó a la luz situaciones de acompañamiento que dan cuenta de lo riesgoso de la práctica del aborto en la clandestinidad.
lunes 28 de diciembre de 2020
Socorristas: “El trauma y el dolor está en lo clandestino”

Según el Centro de Economía Política Argentina, en nuestro país se realizan 450.000 abortos clandestinos por año. Los datos proporcionados por el Ministerio de Salud de la Nación indican que en San Luis hay 716 internaciones por abortos clandestinos al año y señalan que cada 28 días, una niña de entre 10 y 14 años es obligada a parir. 

A horas  de la votación en el Senado sobre el Derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo, integrantes de Socorro Rosa San Luis “sacaron del closet” cuatro situaciones de acompañamiento ocurridas en diferentes localidades del territorio puntano durante la pandemia.

A través de una línea, socorristas escuchan y asesoran a quienes ya tomaron la decisión de interrumpir la gestación. El objetivo es informar sobre los métodos existentes destinados a evitar que esta práctica resulte en daños irreparables en la persona que acude en busca de ayuda, siguiendo de manera personalizada cada caso que se les presenta.  

Recalcaron que cuando una persona decide abortar, se habla de la necesidad imperativa de no seguir adelante con una situación que deriva de múltiples causas: desde encontrarse en situaciones de extrema vulnerabilidad social, económica y ambiental; hasta no considerar la posibilidad de ser madres a costa de todo y del propio cuerpo también.

Las socorristas bien saben de estas situaciones diversas y por eso tienen redes de contención: “Estamos para nosotras entre nosotras”, contaron. Tomar la decisión de abortar es doloroso y, en la clandestinidad, puede costar la vida. Y esa realidad impacta en la emocionalidad de cualquiera de estas personas que en este momento actúan como garantes de un derecho aún negado.

El protocolo de Interrupción Legal del Embarazo existe desde el Fallo F.A.L. en 2012, cuando la Corte Suprema de Justicia de la Nación interpretó cuáles eran las causales para el acceso de la práctica y se elaboró un protocolo, al cual la provincia de San Luis adhirió en 2018. 

En ese sentido, compartieron: “Hay una línea 0800 a la que se puede llamar, luego se dirige al Programa de Salud Sexual Reproductiva de la provincia y el sistema de Salud se contacta con la persona solicitante para asistirla médicamente. Así se maneja en el contexto de la pandemia por Covid-19”.

Socorro Rosa San Luis compartió cuatro historias. Cuatro situaciones de acompañamiento que se suscitaron en estos meses de pandemia en distintos puntos de la provincia y que dan cuenta de la existencia de esta práctica que mata si no se le ofrece a la persona que decidió abortar un procedimiento contemplado por la ley, que garantice su salud integral. 

 

Relato 1: Duele llegar tarde

 (Acompañantes Noelia y Daniela)

Tengo 37 años, soy del interior de la provincia, tengo tres hijos nacidos por cesárea y siempre estuve muy segura de la responsable decisión que había tomado porque mis medios económicos no me permitían continuar con el embarazo. Me desesperé al enterarme que estaba embarazada y la pandemia complicó todo. En un primer instante accedí a una persona

del pueblo que hacía abortos. Me dijo que tomara dos ‘pastillas del día después’ juntas y al día siguiente me colocaron dos inyecciones con carga hormonal muy alta.

Una médica me informó de la existencia de las socorristas porque no sabía qué hacer ya que no me había bajado nada y al día siguiente me tenía que ir a colocar dos inyecciones más, en el caso de que después de éstas no me bajara, me dijo la persona del pueblo, que me colocaría una sonda.

Las socorristas se alarmaron mucho cuando yo les conté esto y me pidieron por favor que no lo hiciera. Como el dolor era terriblemente intenso, estaba muy hinchada y no había expulsado nada, la médica que me informó me mandó con las socorristas y ellas me acompañaron a la Maternidad al día siguiente.

El médico que me recibió, aun siendo objetor de conciencia, me dijo que no podía continuar con el embarazo y debía someterme a un legrado. Tenía miomas en el útero ‘las pastillas del día después’ y la gran cantidad de hormonas me hicieron muchísimo daño. Perdí los dos ovarios y aún estoy en tratamiento cuidando el útero. Tuve una gran infección, los quistes y miomas complicaron el cuadro.

Fui medicada para desinflamar el resto de los órganos y así poder ser intervenida. El acompañamiento de parte de las socorristas fue sumamente amoroso y afectivo: lloramos juntas y me contuvieron. ‘Duele llegar tarde’, me decían, porque no sabemos qué podría haber pasado si yo accedía a que me colocaran la sonda.

 Este acompañamiento me salvó la vida. La comunicación con Daniela es permanente. Su meta es mi recuperación emocional, ante todo.

 

Relato 2: Estafada ante la desesperación

 (Acompañantes Daniela y Cinthia)

Soy del interior de la provincia, de un pueblito muy chiquito. Tengo 23 años y dos hijas, a una de ellas la estoy amamantando.

Conocí a Socorro Rosa San Luis a través de las redes sociales. Cuando me comuniqué con Daniela (socorrista) empecé a llorar desesperadamente para que me ayude con la decisión que habíamos tomado.

 Es muy difícil que en un pueblo tan pequeño no se te juzgue, y acceder a la información y posibilidades que existen es casi imposible. Yo no quería, por esto, que mi situación se divulgara. Busqué en internet sobre las pastillas y las compré en un mercado negro de otra provincia.

 Con mi pareja pedimos dinero prestado por todos lados, ya que los dos no tenemos trabajo, para poder comprarlas. El costo fue de $18.600.

Las socorristas compartieron conmigo el protocolo de la OMS de cómo abortar de manera segura con el Misoprostol dentro de las doce semanas de embarazo.

Lo hice paso a paso acompañada por una dupla de socorristas (Cinthia y Daniela) y ellas me sugirieron que llamara al 0800 para acceder a la ILE.

Me gestionaron un pedido de eco en articulación con Salud y el Programa de Salud Sexual y Reproductiva. Una médica viajó a mi pueblo para hacérmela y así pudimos saber que estaba dentro de las doce semanas.

No funcionó el procedimiento conmigo porque, claramente, nos estafaron con las pastillas. ¡Jugaron con nuestro dolor y desesperación!

En ese momento estábamos en fase 1 en toda la provincia.  Viajar a la ciudad para mí y para mi familia (mi bebé y mi pareja) fue toda una odisea. Lo logramos después de tres semanas, lo cual es una locura en tiempos gestacionales y emocionales.

Durante todos esos días que no podíamos viajar me encontré contenida y acompañada por las socorristas. Su interés era que el aborto fuera de manera segura, acompañada y amorosa. Llegamos con mi familia un lunes, a las 08 de la mañana me interné, se gestionó la ILE y pude hacerlo en el sistema de Salud.

Esto salió a costa de mucho sacrificio y de no dar el brazo a torcer de parte de las socorristas.

 

Relato 3: Me salvaron de lo que más temía, volver a ser madre

(Acompañante Cinthia)

Comenzó la pandemia y también el caos en mi vida. Contando monedas, compré un test de embarazo. Confirmé la peor noticia: estaba embarazada.

Desesperada pienso, pienso y busco en internet. Salen las socorristas y encuentro una página con información súper clara. Nos comunicamos y de las opciones que me contaron, la del 0800 me pareció una buena idea y así empecé a gestionar mi ILE.

 Nunca había escuchado sobre eso, pero con la guía y acompañamiento de Cinthia, mi socorrista, fui haciendo todos los pasos necesarios.

 Llegó el momento de hacerme la ecografía, como pedía ese programa para poder garantizar la ILE. Cinthia me consiguió hasta un pedido de eco por WhatsApp.

Cuando me dirigí a realizarme la eco, la administrativa de mesa de entrada me miró mal al leer el pedido de eco desde mi celular. Me dijo que tendría que esperar hasta lo último, porque venía sin turno.

Después de cuatro horas, finalmente, me hicieron la ecografía. Con eco en mano, me voy al hospital donde estaba una médica que me habían asignado desde el 0800. Espero un ratito y me llama. Me saluda amablemente y me pregunta si estoy bien. Habrá visto mi cara de depresión y espanto. Le cuento que no tengo recursos para comprar las pastillas y me entrega una caja. Bastante rápido me explica cómo se usan y me consulta si tengo dudas, yo ya sabía todo por internet y por la videollamada que había hecho con mi socorrista. Me dice, la médica, que regrese en 10 días para un control. Llegó el día, la beba se había dormido y con mi pareja nos organizamos para empezar el paso uno.

 Cinthia al teléfono, atenta a todo, y yo más nerviosa que cuando parí a mi hija. Pero con el deseo de que esto terminara pronto. Luego de 6 horas expulsé, sin mucho dolor, pero con bastante ansiedad. Recién ahí llegó un alivio infinito. Había abortado en casa, acompañada por mi pareja y por una mujer que no conocía personalmente, pero desde el otro lado del teléfono me salvó de lo más temido, volver a ser madre.

 

Relato 4: Un aborto seguro es un aborto feminista.

(Acompañante Daniela)

Al enterarme que estaba embarazada se derrumbó mi mundo completamente y al encontrar a las socorristas desaparecieron mis ganas de morir en ese momento. Daniela gestionó la ILE para mí.

 En primera instancia asistí al centro de salud para realizarme una ecografía y luego, el mismo sistema de salud me facilitó las pastillas porque yo no tenía los recursos económicos.

Una vez en casa busqué compañía, ambienté mi hogar y seguí paso a paso el protocolo de la OMS que Daniela me explicó y compartió. Sentí un poco de dolor de ovarios, hubo sangrado y la expulsión. Todo sucedió de una manera muy tranquila y mi sensación fue de alivio total. Quiero agradecer de todo corazón a las socorristas porque ellas fueron personas dulces que me contuvieron cuando se me vino todo abajo. No las conozco personalmente, pero les puedo asegurar que ocupan un lugar importante en mi vida. Por eso, gracias siempre.

 

 “Lo que se obtendría con el Derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo es que se deje de cuestionar y objetar la decisión tomada. La libertad de decidir está coaccionada a legitimar con una dolencia”, reflexionaron.

Pero además, la iniciativa presentada por el Poder Ejecutivo Nacional recoge las discusiones del 2018 en cuanto al proyecto presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Lo que se propone es saldar ese vacío que convertía a la práctica en clandestina. En nuestro país, el aborto clandestino le cuesta al Estado $2.586 millones al año en tratamientos hospitalarios por complicaciones derivadas, según la CEPA. Una política pública de aborto legal, seguro y gratuito significaría un ahorro del 88% del costo fiscal por atender esas complicaciones que surgen de la clandestinidad.

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