Con el peor de los finales, culminó la búsqueda de Alejandro Ochoa, no así la investigación para determinar quién lo asesinó

Pasadas las 19:30 de la tarde, el cuerpo encontrado en la zona de La Cañada, a unos 3 kilómetros al norte del centro de Cortaderas y a unos mil metros del campo de Alejandro Ochoa, donde fue visto por última vez, fue trasladado a la Morgue Judicial de Concarán.

La jueza Patricia Besso, a cargo de la causa, dijo que en las próximas horas se citará a la familia de Ochoa para el reconocimiento y posteriormente se lo  trasladará a Villa Mercedes para la realización de la autopsia.

Además, la magistrada informó que se espera el resultado de otras pericias para decidir el curso de la investigación.

El abogado de la familia Ochoa, Iván Coria, reveló que por las prendas, tatuajes y tobilleras que poseía, efectivamente el cadáver hallado es el de "Bebo", que estaba desaparecido desde el sábado 28 de marzo, cuando dos encapuchados lo redujeron y se lo llevaron por la fuerza, de acuerdo a lo que consta en la denuncia.

El médico forense Gustavo Lafourcade confirmó que se encontraba en avanzado estado de descomposición y que el cuerpo llevaba "varios días ahí", al menos 90 horas sin vida.

Según las primeras declaraciones, cubría su rostro una bermuda, estaba amordazado, presentaba lesiones y aparentemente tenía una herida punzante en la zona del cuello. También señalaron que a pocos metros de donde yacía, en una construcción tipo quincho, se encontraron rastros de sangre.

Lo llamativo y lo que provocó el dolor, la indignación y bronca de familiares, amigos y vecinos, es que el lugar donde fue hallado Ochoa, de acuerdo a lo que manifestaron, se había rastrillado en varias oportunidades, arrojando resultados negativos. Denunciaron que al cuerpo lo "plantaron" y esto ocasionó enfrentamientos con la Policía presente en el lugar.

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