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La hembra de cóndor andino hallada en Las Chacras fue trasladada a Temaikén

Por presentar signos de envenenamiento con plomo, el ejemplar recibirá un tratamiento especializado en el bioparque del municipio de Escobar, ubicado en la provincia de Buenos Aires.
martes 10 de septiembre de 2024
La hembra de cóndor andino hallada en Las Chacras fue trasladada a Temaikén

El domingo pasado, el ave ingresó al Centro de Conservación de Vida Silvestre (CCVS) con una pata lastimada. A partir del estado general del animal y de sus heces, se detectaron signos de intoxicación. Finalmente, la secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable acordó con la Fundación BioAndina su traslado al bioparque Temaikén, en el marco del Programa de Conservación de Cóndor Andino (PCCA).

Esta hembra, encontrada en Las Chacras, en el departamento San Martín, presenta una intoxicación que se ha vuelto frecuente en los últimos años y amenaza al cóndor andino en toda la región. La contaminación por plomo, asociada principalmente a la ingesta de municiones, pero probablemente ligada a otras fuentes como la contaminación ambiental, representa una amenaza que produce disminuciones poblacionales en diversas especies de aves carroñeras.

En muchas ocasiones, los cazadores dejan a sus presas abatidas en el campo y de estas se alimentan los carroñeros, entre ellos, el cóndor andino. Al alimentarse de cuerpos que fueron baleados, estas aves ingieren el plomo que, mediante su sistema digestivo, se transporta al sistema circulatorio y genera intoxicación.

Los cóndores también pueden ser víctimas de disparos bajo la creencia de que depredan ganado, aunque tales eventos son infrecuentes en un ave que carece de adaptaciones morfológicas para cazar. Por ello, es de suma importancia establecer regulaciones que prohíban el uso de balas de plomos y propongan su reemplazo por balas de acero, por ejemplo, las cuales no son tóxicas y evitarían que muchas especies se vean amenazadas.

El envenenamiento puede darse de forma directa o indirecta. Hay personas que envenenan intencionalmente a los cóndores con carbofurano, por considerarlos nocivos para la producción ganadera. Sin embargo, en general son envenenados involuntariamente al consumir carroñas con pesticidas, dirigidos a depredadores como el puma y el zorro.

Si bien, desde hace unos años existen en nuestro país reglamentaciones que prohíben la utilización y comercialización del carbofurano, circula un stock remanente u otros pesticidas que pueden ser utilizados, como cebo tóxico que se destina a la eliminación de grandes carnívoros, como el puma y el zorro, o incluso perros. En dichos eventos, no solo muere la especie objetivo, sino todos los carroñeros que se alimentan del cebo envenenado.

 

 

El plomo: peligroso para animales y seres humanos

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza cataloga al cóndor andino como especie amenazada, ya que sufre la pérdida de su hábitat y el envenenamiento por la ingesta de animales intoxicados o de los propios cebos envenenados colocados ilegalmente por cazadores y ganaderos.

El plumbismo o intoxicación por plomo es provocada por la ingesta de este metal, que es muy estable y puede pasar cientos de años en el ambiente o en el organismo hasta su desintegración. Cuando los perdigones de plomo son ingeridos, van degradándose por el efecto de los jugos gástricos y el metal es absorbido por el organismo.

Las piezas de caza contaminadas con plomo, que sobreviven al disparo o no son recuperadas por el cazador, se utilizan como alimento por las aves. Esto constituye la principal fuente de intoxicación para aves de presa, carroñeras y carnívoros.

Pero no solo para ellos es peligroso. El metal se acumula en la cadena alimentaria, lo cual significa que, si el hombre u otro predador consume un animal contaminado con plomo, este componente se acumulará en su organismo provocando síntomas. La situación se agrava cuando son cocinados con algún perdigón o restos de bala porque la maceración y cocción favorecen a la liberación y, por ende, al consumo del plomo.

Las aves intoxicadas presentan una debilidad notable a causa de posteriores problemas digestivos y neuromusculares, que no les permiten volar ni buscar alimento. Pierden peso rápidamente hasta llegar a una debilidad extrema que concluye en la muerte.

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