De cómo el skateboarding llegó a los Juegos Olímpicos

En 2016, el Comité Olímpico Internacional (COI) acordó incluir el monopatinaje o skateboarding como deporte olímpico. El debut de esta disciplina en unos Juegos Olímpicos se producirá el próximo año, en Tokio 2020, pero el primer ensayo general tuvo lugar en la tercera edición de los Juegos Olímpicos de la Juventud que se celebraron en Buenos Aires entre el 6 y el 18 de octubre de 2018.

El reconocimiento del skateboarding como deporte olímpico llega más de 50 años después de que esta práctica se iniciase en la soleada California, cuando los jóvenes surfistas de los primeros años de la década de los 60 se propusieron trasladar a la tierra los trucos que conseguían realizar sobre el mar. Un largo recorrido que empezó con un simple trozo de madera al que se le añadieron las ruedas de unos patines.

En el inicio de la década de los 70 se empezaron a fabricar patinetas o skates más elaborados y pensados exclusivamente para hacer skateboarding. Pero por entonces este deporte, que para muchos es un estilo de vida, ya era bastante popular entre la juventud estadounidense, que había empezado a organizar las primeras competencias en la primera mitad de los 60.

Fue a partir de esos campeonatos (internacionales desde 1965), de la fabricación de skates y del interés de algunos medios por esta nueva disciplina, cuando el skateboarding se empezó a extender por toda América y el resto del mundo.

En un principio, lo fundamental era deslizarse sobre la tabla de madera, tal y como se hacía sobre las olas con la de surf. Lo básico era lanzarse cuesta abajo en una modalidad que sobrevive hoy en día, como pudimos ver hace un tiempo en el Natural Downhill La Huertita. No fue hasta 1978 cuando se considera que nació el primer truco del skateboarding. El “ollie” fue creado Alan Gelfand, a quien apodaban Ollie, y sigue siendo el básico, el primer paso para empezar a dominar la patineta.

Los años 80 fueron un período de crecimiento y expansión de la “cultura skater”, pero también una época en la que este deporte se tuvo que enfrentar a muchos prejuicios y prohibiciones. Se relacionaba el skateboarding con una actitud rebelde que ponía en jaque las normas del sistema establecido.

Ya en los años 90 se empezó a asimilar esta cultura alternativa. Una figura fundamental para entender la popularización del skateboarding a nivel mundial es Tony Hawk. El patinador de San Diego es el creador de un gran número de trucos y para muchos es el mejor de todos los tiempos.

Apodado The Birdman (el hombre pájaro), empezó a destacar desde bien joven, consiguiendo ser proclamado como mejor skateboarder del mundo a temprana edad. 

Hawk no fue solamente importante a nivel técnico, también en cuanto a la profesionalización y comercialización del skateboarding. Fue uno de los primeros en tener su propia marca de ropa y calzado, y desde el principio de su carrera contó con sponsors que lo ayudaron a convertirse en la mayor estrella mundial del skateboarding.

Todavía a día de hoy son muchos los chicos que se inician en esta práctica gracias a los videos de Tony Hawk. A sus 50 años sigue patinando e incluso ha amenazado con prepararse para poder competir en Tokio 2020, aunque estos días anda más ocupado con otros proyectos, como el reciente lanzamiento de un juego para celular (Tony Hawk’s Skate Jam) o la participación en el PokerStars Players Championship junto a otras celebridades.

Sería impresionante que Hawk pudiese disputar los JJ.OO. en 2020 pero, en cualquier caso, su gran logro ha sido demostrar que se podía ser profesional y vivir del skateboarding.

Tokio 2020 marcará una nueva era en este deporte, una nueva historia que ya se ha empezado a escribir en la Argentina.

A nivel nacional el monopatinaje arrancó hace más de 30 años, principalmente en los espacios urbanos de Buenos Aires. Durante años se persiguió esta práctica, considerada incívica, sin embargo, en los últimos tiempos está resurgiendo y es sin duda el deporte extremo más popular en Argentina. Uno de los motivos para ello es la creación y apertura de un gran número de skate parks. Un ejemplo es la reciente inauguración en el Parque de las Naciones de la mayor pista de parkour, otra práctica cada vez más popular, a la que le acompañan un nuevo skate park y pistas de BMX dirt y street bowl.

Esta proliferación de parques por todo el país hace que aumente el número de quienes practican skateboarding. Especialmente significativo es el aumento de mujeres argentinas que hacen skate. De hecho, una de las más destacadas a nivel mundial es la bonaerense Eugenia Ginepro, que terminó el año 2018 como segunda en la Copa Mundial de Skateboarding.

Este ‘boom’ del skateboarding también tiene sus críticos, principalmente en el ámbito de quienes lo practican. Para muchos, el mobiliario urbano, la calle, forma parte de la propia esencia del skateboarding. Para la mayoría, sin embargo, las competencias olímpicas o profesionalización del monopatinaje no están reñidas con el espíritu rebelde de un deporte acostumbrado a adaptarse a cualquier momento y circunstancia. El cómo y el dónde es secundario, lo importante es patinar.