La Fiesta del Mate Puntano, una tradición merlina en su máxima expresión

El mate para las y los argentinos es una costumbre que perdura en el tiempo. En Villa de Merlo, hace más de un cuarto de siglo, el artista Víctor Hugo Cornejo soñó con homenajear a esas personas que hacen posible que ese elemento que une y hermana llegue a los distintos hogares. Esa tradición en Merlo no se pierde, al contrario, se afianza con el tiempo. La Fiesta del Mate Puntano, con cada edición reivindica sus orígenes, agasajando a los artesanos sanluiseños que trabajan la madera -principalmente de algarrobo- y la convierten en esa pieza única, que es mucho más que un recipiente, es un vehículo para el encuentro.

El Museo Lolma de Piedra Blanca Abajo, donde antiguamente funcionó una de las primeras escuelas de Merlo y hoy atesora parte de la historia del pueblo, otra vez se vio colmado de gente que se convocó para volver a vivir la experiencia de la mateada popular, conmemorando los 25 años de este festejo.

Se estima que por ese patio adornado por centenarios árboles pasaron alrededor de 800 personas. Familias enteras, grupos de amigos, fueron llegando con reposeras y mantas, minutos antes de caer el sol. Una vez recorridos los puestos que exhibían algunas de las obras del precursor de la fiesta, los mates de artesanos de la provincia y los stands gastronómicos, disfrutaron de la grilla de espectáculos.

Como era de esperarse, la cantidad de mates se multiplicó en esta nueva edición debido a la pandemia por coronavirus que impidió su realización por casi dos años. Muchos de los asistentes optaron por llevarse el propio, otros lo compartían con su burbuja conviviente. De igual modo, el espíritu del compartir siguió vigente.

Infaltables fueron las clásicas tortas fritas, que fueron distribuyéndose de manera gratuita entre las mesas y los distintos grupos de personas, al igual que la bolsita de “yuyitos” serranos para que la infusión tenga ese gustito 100% comechingón.

Entre mate y mate, los músicos, que celebraban su día, invitaban a bailar. El público no pudo resistirse a sus chacareras, sambas, cuecas cuyanas y fue copando la pista para levantar una polvareda de disfrute. Los locales Rubén Gallardo, El Salta, Silvia Jardi y luego el ballet Qhispikay dejaron en evidencia que Merlo es cuna de talentos y de notables exponentes de cultura.

Pasadas las 22, tras la entrega de un reconocimiento a “Tita”, la esposa y compañera del fallecido Cornejo por celebrarse las bodas de plata del evento, llegó el turno de la presentación de Jessica Benavidez, quien estuvo a cargo del cierre. La artista cordobesa se mostró contenta de volver a compartir su arte en la villa y coronó la jornada con un amplio repertorio que incluyó ritmos folclóricos y tributo a mujeres cantantes argentinas, como Gilda y Valeria Linch.