Le robaron y después la extorsionaron desde una cárcel

Las redes sociales son la herramienta que utiliza la mayor parte de la sociedad para compartir información. Desde campañas solidarias, opiniones, objetos a la venta o búsquedas, todo gracias este medio se viraliza. Los resultados generalmente son los esperados: la gente se encuentra con lo que estaba buscando, colabora con alguna causa solidaria, puede hacer compras o intercambiar alguna reflexión, entre otras. Sin embargo, hay quienes se aprovechan de la buena voluntad de usuarias y usuarios y de los datos que se publican.

Los posteos llegan a personas y lugares impensados. Una vecina de Villa de Merlo (NdR: no se dan datos personales porque así se lo pidió a ECN) además de vivir un mal momento por un hecho de inseguridad ocurrido en su casa, ahora tiene que padecer otro dolor de cabeza por llamados extorsivos.

La historia comenzó el sábado por la noche, cuando del patio de su casa le robaron la bicicleta, dándose cuenta recién el domingo por la noche. Hizo la denuncia y también compartió lo sucedido en sus redes para ver si con aporte de sus conocidos podía recuperar el objeto que le sustrajeron.

Como su número de celular figuraba entre los datos que ofreció en la publicación, al cabo de unas horas, comenzó a recibir una serie de llamados telefónicos provenientes de un número privado. El celular de la mujer sonó varias veces a altas horas de la noche, por lo que decidió ignorarlos. A la mañana siguiente, cerca de las seis, volvió a llamar. Al atender, una voz masculina, con una "tonada que no es la de acá" y que se correspondería más a provincias del Noreste argentino, le dijo que él había comprado su bicicleta y que para devolvérsela quería cierto dinero a cambio. La mujer le contestó que llamara más tarde. En ese transcurso, le contó a su marido lo que pasó y fue en ese momento que fue a dar alerta a la comisaría. En la dependencia policial le dijeron que podría tratarse de una estafa telefónica.

A la hora acordada, el sujeto volvió a ponerse en contacto, aunque ahora, le pidió una suma menor: 20.000 pesos, de los cuales 5mil podía transferir por Mercado Pago y los otros 15mil los retiraría la supuesta esposa. Mientras caminaba por la calle manteniendo la llamada, se encontró con un policía al que le explicó la situación y a quien le dio los datos para que pertinentemente se investigue de dónde provino la llamada. 

La mujer sospechó que la llamada se hizo desde un lugar que no era la Villa de Merlo porque el sujeto que la extorsionaba desconocía la ubicación de los lugares más importantes de la ciudad.

De acuerdo a lo que le manifestó el efectivo, estos llamados de tipo extorsivo se multiplicaron. Lo alarmante es que la hipótesis más firme es que provienen de cárceles, sobre todo de Buenos Aires, lugares donde se supone que está prohibido el uso de teléfonos, así como deberían funcionar mecanismos que inhiben la señales de comunicación. Los datos proporcionados de buena fe y compartidos de manera bienintencionada para cierto fin terminan llegando muchas veces a las personas equivocadas, que se aprovechan de una situación de vulnerabilidad para sacar rédito económico empleando métodos por fuera de la ley.

Para prevenir este tipo de delitos se recomienda evitar compartir datos personales en las redes sociales. También, es importante conocer que los teléfonos móviles tanto con sistema operativo Android y en los iPhone existen funciones para bloquear estas comunicaciones provenientes de números restringidos y saber que en caso de recibir llamadas extorsivas, puede radicarse la denuncia por las distintas vías habilitadas.