La otra cara del coronavirus

La pandemia que se inició en China  y que ya ha dejado miles de muertos, está mostrando   fenómenos inusuales como la reaparición de especies animales e insectos en espacios físicos que eran,  hasta hace días, ocupados por los seres humanos. El cierre de fábricas, puertos, bancos, la postergación de grandes concentraciones de personas, en un esfuerzo por hacer decrecer la curva de contagio, muestran que con el encierro  del humano, las otras especies avanzan sobre los espacios, mientras baja a pasos agigantados la contaminación atmosférica por el cese de las actividades industriales.

En España se han visto  cabras,  pavos salvajes, osos pardos, jabalíes, por las calles; cisnes en Venecia y delfines en Cerdeña, en EE.UU coyotes, en Japón ciervos. En México jaguares, una tortuga laúd cuya anidación por año era de una y el período comenzaba en mayo, cuestión atípica y curiosa ya que este tipo de tortuga está en peligro de extinción.

También  hoco faisanes, aves de la Península de Yucatán, en peligro de extinción también, han sido vistos en Cancún, como por ejemplo 1macho y dos hembras  acercándose a  un Parque Ecológico Urbano cerrado el 25 de marzo, como una de las medidas para evitar el contagio  del coronavirus.

 Y más de 70000  tortugas marinas Olive Ridley se encuentran anidando en las playas de Odisha, India. Este evento, que tenía lugar una vez al año y que se veía interrumpido por los turistas que visitaban las playas  buscando ver a  estas tortugas que están en peligro de extinción y que el año pasado sus  playas sufrieron el paso del ciclón Titli, atentando con su anidación.

Las especies fueron perdiendo su hábitat a medida que van quedando más pequeños con la urbanización de las ciudades. Lo que está ocurriendo actualmente, es que con la ausencia de gente, calles sin autos, playas desiertas, la fauna empieza a regresar naturalmente a los espacios perdidos frente al avance  de las personas.

El aislamiento social, el encierro del hombre está liberando a la especie animal. ¿Será que realmente la Tierra está dándose un respiro?